Muchos adultos acuden a consulta por dolor cervical, bruxismo o tensión mandibular sin imaginar que el origen de su problema está en la infancia. Un desarrollo mandibular alterado puede influir en la respiración, la mordida y la postura desde los primeros meses de vida. Detectarlo a tiempo es una oportunidad para prevenir disfunciones que, de no tratarse, pueden acompañar toda la vida.
El desarrollo mandibular: una pieza clave del crecimiento infantil
Durante los primeros años, la mandíbula del bebé crece y se adapta a los estímulos que recibe. La succión, la respiración nasal y la masticación son los motores de ese crecimiento.
Cuando alguno de estos mecanismos no funciona correctamente —por ejemplo, por lactancia difícil, frenillo corto, respiración bucal o infecciones de repetición—, la mandíbula puede desarrollar asimetrías o limitaciones en su movimiento.
Estas alteraciones no solo afectan a la boca: modifican el eje craneocervical y condicionan el desarrollo postural. El niño puede presentar una cabeza adelantada, respiración bucal, alteraciones del tono orofacial o dificultades al deglutir. Todo esto afecta a la oxigenación, al descanso y al desarrollo global del sistema nervioso y músculo-esquelético.
Cómo interviene la osteopatía pediátrica
La osteopatía pediátrica evalúa el cuerpo del bebé en su conjunto. A través de técnicas suaves, busca restablecer la movilidad de las estructuras craneales y favorecer un equilibrio funcional entre mandíbula, lengua, paladar y columna cervical.
El trabajo osteopático no sustituye al tratamiento odontopediátrico o logopédico, sino que lo complementa, optimizando la función muscular y articular desde la base.
En Richelli Osteopatía y Fisioterapia, nuestro abordaje incluye:
- Valoración del desarrollo craneofacial y postura global.
- Evaluación de hábitos orales y patrón respiratorio.
- Intervención manual suave para liberar tensiones y facilitar la función mandibular.
- Asesoramiento a las familias sobre lactancia, succión y ejercicios de estimulación orofacial.
La importancia de la prevención
Cuanto antes se detectan las alteraciones, más eficaz es la intervención. Un simple control osteopático en los primeros meses de vida puede evitar problemas futuros como bruxismo, malas mordidas, apneas del sueño o cervicalgias en la edad adulta. Y es que la prevención es la forma más sensata de cuidar la salud desde el principio.
Si observas que tu bebé respira por la boca, mantiene la boca abierta con frecuencia o presenta dificultad al masticar o succionar, no lo dejes pasar. Una valoración temprana puede marcar la diferencia.
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